Libros, miedo y enredos

¿Y si esta tierra no perteneciese a nadie?
LIBROS
Hace dos días regresaba a casa en un avión leyendo el libro segundo de la Utopía de Tomás Moro y caí en una enajenación transitoria que me llevó a preguntarme que ocurriría si, de repente, yo creyese que la parabólica Nova Insula Utopia fue un lugar real y no imaginario y que su capital Amauroto debía ser el centro del universo. Podría también creer que el conquistador inexistente Utopo es dios, que el navegante imaginario Hitlodeo es su emisario y que el mismo Moro es su profeta. ¿Por qué no podría tener yo esa fe? ¿Quién me dice que esos lugares utópicos no existieron? Desde luego, tengo derecho a creerlo y con cierta capacidad de persuasión podría convencer a cientos de miles de personas y todos juntos llegaríamos a la conclusión de que, siguiendo los escritos, nuestro lugar sagrado, nuestro destino, bien podría ser la Isla de Mombasa por ejemplo, entonces tendría una justificación mística para invadirla, destruir el puente que la une al continente africano y expulsar a todos aquellos que no abrazasen nuestra fe. Allí, todos juntos, montaríamos nuestra sociedad perfecta, tendríamos el derecho que nos otorgó dios en su revelación hace 500 años.
Estoy convencido de que para cualquier lector cabal esto sería una estupidez supina, dificilmente respetable fuera de los muros de un hospital psiquiátrico. Pues bien, salvando las distancias, esto es lo que he encontrado a lo largo de un intenso periplo por tierras jordanas e israelíes, Torá, Corán, Biblia, sublibros, versiones y spinoffs. Esta es la tierra de unos porque lo dice su libro, así pueden masacrar a otros sin remordimiento. Reconozco una pasión irrefrenable por el arte que nos han dejado las distintas religiones, la embriaguez que me produce el ambiente que se respira en los lugares supuestamente sagrados y el enorme interés por la teología, el exotismo de sus historias me deslumbra. Es una pena que este no sea un blog de viajes, me encantaría contar las aventuras y desventuras de una pareja viajera a la que siempre preguntan: "Are you alone?" y que siempre contesta: "No, we are together". Sin embargo, es necesario narrar que tras 2000 kilómetros al volante hemos visto lugares tan simbólicos cómo los Altos del Golán desde una cueva que sirvió de cobijo a un tal Jesús, las aguas del Jordán que Juan uso para su bautismo o el Monte Nebo desde el que parece que Moisés vio una tierra prometida a la que jamás llegó, todo regado por la simpatía y amabilidad de un país cómo Jordania al que ya no viaja casi nadie por miedo a lo desconocido.


MIEDO
Nos preguntaban si no temíamos este viaje, nos volvían a  hablar, cómo siempre, del radicalismo islámico sin saber que lo único extremo que hay allí es el respeto del que hacen gala aquellos árabes de raíces palestinas con creencias musulmanas o cristianas.
Pero decidimos cruzar a Israel, lo habíamos divisado desde las montañas jordanas y decidimos verlo de cerca, entonces llegó el terror, la angustia, la antipatía y una claustrofobia difícil de explicar. Cruzamos por tierra una de las fronteras más complejas del planeta, todo normal hasta pisar suelo hebreo, allí sufrimos nuestro propio calvario sin haber llegado siquiera a Jerusalén. Jóvenes musculosos rapados y chicas aniñadas responsables de la "seguridad" nos separaron, nos retuvieron, nos presionaron e interrogaron. Tres horas de nervios, difícil comprender esa actitud soberbia que todavía no había terminado. El taxi colectivo que nos llevaba a Jerusalén fue detenido, subieron otros soldados con pinta de asesinos y ametralladoras amenazantes a la altura de nuestras narices, me señalaron las gafas de sol, me las quité y con una falsa sonrisa me dijeron que molaban pero yo noté en su cara el placer por la sumisión ajena. Terrorista es el que somete por el miedo, y tras mucho viajar lo más parecido que he visto a esto es la actitud indescriptible de estos milicianos. Si nosotros nos hemos sentido así, no puedo siquiera intuir como se sentirán aquellos que acorralados tras un muro sienten la soledad y el desamparo que se nutre de nuestra indiferencia.


ENREDOS
Ortodoxos etíopes enfrentados a ortodoxos coptos por la gestión de un patio.
Peregrinos, religiosas, monjes y curas recorriendo la Vía Dolorosa en pleno barrio musulmán.
Judíos orando frente a un muro por la reconstrucción de un templo que pasa por la destrucción de otro.
Una pastora de Florida ayudando a las comunidades palestinas mientras espera el retorno inminente de Jesús.
Un palestino cristiano enfrentado a Hamás que sin embargo lucha por el reconocimiento de su estado.
Un hebreo amable y comprensivo que reduce el problema a la situación geográfica de una mezquita.
Ultra-ortodoxos judíos que corren y recorren el barrio musulmán provocando con sus cánticos.
Militares amenazadores protegiendo no se sabe a quién de no se sabe qué.
Un kilómetro cuadrado, cuatro barrios, cuatro culturas, decenas de creencias, cismas y matices abisales.
Y por la noche, campanas, imanes llamando al rezo, más campanas y el aderezo lejano de los sonidos de bala.

Me fui buscando motivos que desmontasen la utopía de un oriente medio en paz y regreso con mi fe turbutópica tambaleándose. Me fui buscando una justificación a la política de Israel y regreso espantado por unas actitudes injustificables. Me fui buscando comprender algunas creencias anacrónicas y regreso desconcertado ante la observación de una alucinación colectiva. Me fui buscando respuestas y regreso con más preguntas.
Un día escribí sobre mi mundo soñado, mientras llega seguiré pululando por el actual y quedándome con los instantes vividos, con las charlas nocturnas, con Fadua, con Samir, con Karen, con Abdulsalaam y los demás. También conservo la esperanza, si el hombre fue capaz de crear ciudades legendarias cómo Petra y Jerusalén algún día dejará de destruir y dedicará su capacidad creativa sólo a construir.
Relajémonos con el sonido de la llamada a la oración.


Esta ha sido la crónica imperfecta de un viaje perfecto, o viceversa. Antes de partir un gurú tuitero dijo: "El día que los musulmanes abandonen las armas llegará la paz, el día que lo haga Israel desaparecerá Israel" Entonces pensé que sólo era una opinión sesgada, hoy pienso que fue un embuste premeditado. El 15 de Septiembre empieza a decidirse el futuro del pueblo palestino, merecen vivir en paz.
Espero que la religión deje de corromper la política.
Confío en que las Naciones Unidas, Obama mediante, tomen la decisión correcta.
Deseo que el turismo regrese a Jordania, nos necesitan más que nunca.
Sigo sin creer en dios pero hoy me despediré con un ojalá, insha'allah...
إن شاء

Comentarios

  1. Bien interesante turbotópico. Fíjate cómo en una línea muy parecida a tu intriga sobre el peso de unas creencias mágicas frente a otras se expresa Hobbes en el Leviatán (capítulo 6): "Fear of power invisible, feigned by the mind, or imagined from tales publicly allowed, religion; not allowed,superstition". Más en la cena!!

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  2. Interesantísimo. Viajo por cuestiones profesionales a esta área, cuna de la civilización. Y he de decir que siempre he tenido la sensación de que se trata de una polémica instrumentalizada por fanáticos y artificialmente prolongada por intereses oscuros y retorcidos. El contacto humano tanto en Israel como en los paises que la rodean no podría ser más cordial. Y te hacen ver que el 90 % de la población no tiene mayores preocupaciones que las que podemos tener por aquí. Ser felices en definitiva (Palestina queda fuera de este análisis, su realidad no la he vivido...)

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  3. Gracias por vuestros interesantes comentarios y experiencias. La comparación con Hobbes un poco excesiva pero no obstante de agradecer.

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