¿Por qué hoy?

Fin de trayecto
En este extraño día en que amanecimos bajo una monarquía y nos acostamos bajo no se sabe qué - lo de amanecer monárquicos y acostarnos republicanos es de otra época y habría que certificarlo - me hago algunas preguntas retóricas que al menos a mí me sirven de respuesta a la interrogación que titula el artículo.

1- ¿Por qué el Rey de España confiesa al inicio de su despedida que tomó la decisión hace 6 meses? Quizá para que no nos preguntemos por qué la toma hoy. Yo, sin embargo, haré un ejercicio de imaginación y asumiré que tomó la decisión ayer. Si no, no tendría más preguntas y sería un artículo demasiado corto.

2- ¿Es casual que un monarca anuncie el fin de su reinado pocos días después de una convocatoria electoral? Puede que sí, salvo si los resultados son adversos y anuncian un fin de ciclo o un futuro cambio de pesos políticos en las cámaras legislativas.

3- A tenor de los resultados de las últimas elecciones en nuestro país hace unos días y extrapolando los mismos a las legislativas de 2015 ¿Tendrían los partidos continuistas peso suficiente para garantizar con "éxito" el trámite legislativo de sucesión de la corona? Puede que sí, es muy posible que el bloque PP/PSOE (con algún apoyo extra de UPyD o Ciudadanos) siguiese sumando diputados para garantizar los dos tercios del hemiciclo que refrendasen la sucesión Borbónica. En todo caso el riesgo sería grande dado el tiempo que aún falta.

4- ¿Influye acaso el reciente anuncio de "futura dimisión" del Secretario General de los Socialistas en la decisión Real? Esto es imposible de saber pero sí sabemos que hoy por hoy ese partido vota en piña, parece improbable que un partido que apuesta por el régimen actual dé libertad de voto a sus diputados y por tanto parece garantizado el "buen fin" del proceso legislativo de sucesión. Hay demasiadas posibilidades además de que una nueva ejecutiva federal con ansias de renovación no mantenga la fidelidad institucional de su antecesores.

5- Puede que toda esta apresurada estrategia surta su efecto a corto plazo y el proceso de sucesión culmine sin sobresaltos pero ¿Será suficiente para garantizar un reinado "felipista" duradero y tranquilo? Parece difícil que de aquí a algo más de un año nuestro contexto socio-económico-político atraviese los cambios necesarios y adquiera la estabilidad suficiente para acallar el fervor republicano que se palpa en las calles desde hace meses o incluso años.

Y hasta aquí las preguntas sobre el que fue Rey de España y su ¿sorprendente? jubilación pero en esta convulsa jornada dejo un par de dudas republicanas para el final. A estas horas se han convocado manifestaciones en todas las plazas de España para pedir que se consulte al pueblo sobre su futuro o pedir directamente el cambio de régimen político del país.
¿Es la calle el lugar apropiado para legislar, modificar regímenes o constituciones? La historia nos demuestra que no suele serlo pero sí que ha sido siempre el motor del cambio, el lugar idóneo para que calen las demandas y el sitio adecuado para que quien se deba enterar se entere.

Después, dentro de unos 15 o 16 meses, una vez más, sólo valdrá el voto y demos por seguro que más de una opción política llevará en su programa la idea de abrir un proceso constituyente y otros hablarán de maquillarla mediante insulsas reformas. Será entonces cuando ya no valdrá lo de ser antisistema sin votar o decir que son todos iguales cuando es notorio que no lo son. Será sólo entonces cuando todos los que hoy nos despedimos del antiguo monarca con actitudes que van desde el cariño a la mofa pasando por la admiración o el desprecio, tendrán la oportunidad de expresar su opinión y decir claramente qué país quieren construir.

Hoy algo ha comenzado a gestarse y pronto estará sólo en nuestras manos decidir qué, no es momento de urgencias sino de reflexión, constancia y mesura. Mientras tanto, deseemos suerte a Felipe y Mariano, a la vuelta de verano deberán convencer de quedarse a aquellos que hace tiempo que nos dejaron. ¿O quizás somos nosotros quienes deberíamos convencerles de hacer oídos sordos a sus también mediocres dirigentes y aguardar juntos ante la perspectiva de intentar construir entre todos un nuevo estado más semejante a la realidad social que contiene?




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